He comido lentejas... Llevo ropa interior roja, he metido un anillo de oro en la copa de champán, tengo el pie derecho en el suelo y el izquierdo subido en la silla y la boca llena con 12 bolas de chocolate (no me gustan las uvas). Así doy fin a otro año más para entrar con buen pie a un nuevo año en el que entro llena de ilusiones, sueños, y ganas de vivirlo al máximo, aunque debo reconocer que no tengo queja de este año que ya queda atrás.
En este año, he vivido aprovechando al máximo cada día como he podido, he luchado, he perdido y he ganado, he crecido en la batalla, he visto cómo la gente viene y va, cómo tus amigos se convierten en completos desconocidos y como desconocidos se convierten en amigos y confidentes. He aprendido que el dolor es algo inevitable y que sufrir es opcional, que quien quiere algo debe luchar por ello y no tirar nunca la toalla, que quien no arriesga no gana y quien arriesga, no tiene nada que perder.
Del 2013, a parte de quedarme con todo lo aprendido, me quedo con los mejores momentos y con las personas que me han ayudado a vivirlos, y para los que nos han dejado este año... Sepan que siempre estarán con nosotros, aunque tengan cuatro patas.
FELIZ AÑO
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