domingo, 18 de marzo de 2012

Buenos Días Pequeño

Abrazada a la almohada pasan las horas durante una y otra noche. Recorre la cama de un lado a otro sin saber qué hacer, a dónde ir, y de repente todo cambia. Encuentra un sitio, y no es su cama. Protección. Se acaba el ruido, el tiempo se para, fuera las pesadillas. Abre los ojos, y todo ha cambiado. La luna no está al otro lado de la ventana, ni si quiera es su ventana. Hora de dormir y su respiración está cerca, tan cerca que nunca es suficiente. Entre sueño y sueño abre los ojos, posa su mirada en los párpados de él. Está ahí, a su lado, y no hay nada más alrededor. Se envuelve en sus sábanas, se acurruca contra su espalda y se siente niña otra vez. El tiempo pasa lentamente, hasta que asoma un poco de luz entre los huecos de la persiana.

Buenos días pequeño.




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