A veces creemos que no tenemos motivos ni razones para vivir la vida como merecemos, y de repente llega él, mi motivo y mi razón para despertar cada día con una sonrisa de oreja de oreja, el motivo del brillo de mis ojos y la razón de que cuando está cerca mi corazón se acelere y palpite cada vez más rápido, más fuerte, y entonces el tiempo se para.
Ha pasado un año desde que mi corazón vive acelerado a causa de sus besos, sus abrazos, su mirada buscando la mía, con cada mueca, cada roce de manos, cada guerra de cosquillas. Y es así que puedo decir que he encontrado
una persona que NO me llena el corazón, me llena la vida.
365 días de besos cómplices y miradas infinitas, mañanas con los sueños bajo el colchón y las sábanas enredadas a nuestros pies, algunas sorpresas esperadas y otras que aún quedan por llegar, juntos. Un año juntos.
Esta fue una historia de arriesgar y ganar. Y aquí seguimos, dos en uno y uno en dos y que los demás, que piensen lo que digan y hablen lo que inventen, que hagan lo que quiera que nada importa. Tú me haces feliz.
"El veneno, como el perfume, siempre vienen en frascos pequeños".
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