lunes, 7 de noviembre de 2011

Sube la temperatura

Ya lo dije en su día, no le gusta ser el sueño de nadie, prefiere ser el insomnio, y así es.... hay noches que toca no dormir. Noches en las que solo queremos hacer el amor hasta la hora de salir a ver el amanecer. Hay noches, en las que se queda mirando a la pantalla recordando esas cuatro o cinco palabras tan suyas que la hacen entrar en calor. Y se queda atontada y empieza a reír. Esa risa tonta que no la deja pensar en que quizás al día siguiente vuelva a estar su lado mientras la roza la tripa y ella se pierde y se vuelve loca.  Que realmente ella quiere ser fuerte, pero todos sabemos que la toca la pierna y se le enciende hasta el miocardio. Se muere de ganas de decirle que la coja y se la lleve lejos, desaparecer del mapa, sin decir nada a nadie, sin tener que dar explicaciones, para que así nadie sospeche que se le quiere comer cada vez que le mira. Porque a ella le gusta vivir aventuras.
Realmente cuando están juntos no hay cremalleras, ni si quieran recuerdan en qué momento desapareció el pantalón. Sube la temperatura y se enredan quedando sólo el sudor de dos cuerpos vencidos. Uno, el que moja tu espalda cuando te desgastas sin razonar, y el otro, un cuerpo "inocente" que esconde la mano por miedo a.... un momento.... no estoy segura que sea miedo, con él no existe eso...
Al final de todo, sólo una cosa tengo clara, y es el calor que había en ese lugar.... era algo indudable.


"Desgástame la piel a besos..."

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