miércoles, 2 de enero de 2013

Llega el frío...

Da gusto sentir el frío cuando sabes que a tu lado esta quien tú quieres que esté, que esa persona es quien te echará la manta por encima o te dejará su cazadora, o mejor aún, es quien te acogerá entre sus brazos para darte su propio calor.
Pero a veces sentimos frío y no hay nadie. El hueco de al lado está vacío y oscuro.
Nada tiene que ver con que seamos buenas o malas personas, la vida pasa y la gente viene y va. Nadie tiene un lugar fijo en esta vida, y eso ya me ha quedado bastante claro.
 
Empiezo el año dando un pisotón a mi orgullo y ahogando a mi almohada en lágrimas la primera noche del año. Pidiendo perdón a gente que se lo merece y disculpándome con otras personas por hacer lo que me gusta, por darme un poquito de libertad. Sintiendo un escalofrío en el cuerpo que ni las mantas pudieron quitarme...
 
El orgullo acompaña al frío. Al frío y a la soledad. A las noches con lágrimas y los llantos de arrepentimiento a escondidas.
 
Antes siempre me olvidaba del frío....
 
 

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